Ingredientes:
- 1 coliflor pequeña
- 3 cucharadas y media de harina de trigo
- 2 cucharadas de margarina
- Leche de soja sin azúcar
- Zumo de 1/2 limón
- 3 cucharadas de harina de garbanzo
- Un chorrito de vinagre
- 1 pizca de pimentón dulce
- Láminas de alga nori
- Agua
- Sal
Elaboración:
Hace unas semanas me acordé de una receta que una amiga me había pasado hace tiempo de una "merluza" vegetariana. Hice una prueba para veganizarla pero la verdad es que no me convenció mucho, ni el sabor ni la textura. Seguí dándole vueltas, y lo hablé con Vane, de Mostaza y Media, quien me habló de algún experimento suyo con coliflor, que le tuvo cierto sabor a pescado, y seguí probando. En principio iba a hacer unos medallones con alga nori, pero seguí dándole vueltas y al final me quedó una mezcla entre croquetas y sushi bastante resultona (a mi parecer). Como veis no tiene ingredientes raros y tampoco es demasiado complicada ni laboriosa, así que podéis animaros y probar, que merece la pena.
Para empezar ponemos a cocer la coliflor. Podéis cortarla primero para que sea una cocción más corta. Mientras, vamos preparando la bechamel. Queremos que nos quede una bechamel espesa, tipo masa para croquetas, pero aún más, porque le vamos a añadir la coliflor, que tiene mucha agua, y el zumo de medio limón. Así que en una olla echamos la margarina, dejamos que se derrita y añadimos la harina. Removemos para que no se queme la harina pero que se cocine bien. Poco a poco vamos incorporando la leche de soja removiendo continuamente. No he puesto cantidad porque la fui echando a ojo hasta que obtuve la consistencia que quería. Como ya dije, tenéis que conseguir una bechamel bastante espesa. No os olvidéis de echarle un poco de sal.
Cuando ya tengáis la bechamel seguramente la coliflor ya estará bien cocida. La primera vez que hice esta receta la batí, pero así por muy densa que sea la bechamel, va a quedar demasiado líquida. Así que esta vez simplemente la piqué un poco con un cuchillo y la añadí a la bechamel junto con el zumo de medio limón.
Removemos bien la mezcla. La coliflor se deshará un poco. Perfecto. Nos va a quedar una bechamel densa con tropezones de coliflor. Podéis probarla para rectificar la sal si fuera necesario.
Hecho esto ya podemos poner la mezcla en una fuente en la nevera para que repose un poco. Mientras vamos preparando el rebozado, ponemos en un bol la harina de garbanzo, la pizquita de pimentón (es sólo para darle color), un chorrito pequeño (casi unas gotas) de vinagre, y el agua. Removemos bien y listo. La mezcla tiene que ser bastante espesa, como unas natillas.
Ahora podemos empezar a hacer los rollitos. Humedecemos bien una tabla de madera y ponemos encima una placa de alga nori. En uno de los extremos ponemos el relleno, dejando espacio por los laterales para sellar el rollito. Vamos enrollando y al final cerramos bien los laterales como si fuera un paquetito. Podéis humedeceros bien los dedos para que el alga se humedezca y pegue mejor. Creo que esto es lo único que puede dar algo de trabajo de toda la receta.
Cuando los tengamos listos ponemos a calentar una sartén con abundante aceite. Pasamos los rollitos primero por harina de trigo y después por la mezcla de harina de garbanzo y a la sartén. Los tenemos un par de minutos friéndose bien, que queden doraditos por todo y los retiramos a un plato con papel absorbente para eliminar el exceso de aceite.
Ahora sólo falta cortarlos en rodajas algo gruesas (momento feliz en el que me ventilo todos los extremos de los rollitos porque no quedan bonitos). Después de cada corte limpiad bien el cuchillo para hacer cortes bien limpios, sin dejar todo pringado de bechamel.
Yo presenté los makis en una bandeja con un poquito de wasabi y unas laminitas de jengibre especial para sushi, salsa de soja y salsa agridulce y para acompañar hice un arroz con semillas de girasol, lino, calabaza y cáñamo, aliñado con vinagreta de orégano y tomillo. A disfrutar!
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